domingo, 14 de junio de 2009

24-05-09

Tus ojos se enredan con una mágica tristeza con las luces que estremecen a los espectadores. Está todo listo, el telón se corre, sales a escena, y todos salimos atrás tuyo. Esta representación no es más que una prolongación de la vigilia, del silencio abrumador que nos envuelve en las sonrisas gastadas que nos obligan a esbozar. No somos más que trazos de esa penumbra que se nos arraiga y nos destierra de la realidad que fingimos cada día.
Y ahora estamos en el escenario, y tenemos que actuar de nosotros mismos, y nos olvidamos. A nadie le sale su papel. Tus ojos están ahí también, pero no miran, o no me miran. ¿De qué sirven tus ojos si no me miran? Podría arrancártelos, y lo haría sin salirme de mi personaje. Pero no, mi otro yo, el de la vida real que es más ficción que esta obra improvisada, me lo impide. A tal punto ha llegado a tragarme esta máquina que se alimenta de pasiones para producir lucecitas de colores que los idiotas miran maravillados.
Bailamos todos, y todos bailamos igual. Quiero tirarme del escenario, quiero salir de la ilusión, pero no puedo. Me sacaron de mi casa y me obligaron a ser yo, para que todos lo vean. Tiemblo cuando me doy cuenta de lo terrible que es esto. Ya no puedo escapar, ya me saqué la ropa, ya estoy desnuda ante todos. Sólo me falta quitarme la piel.

martes, 9 de junio de 2009

Falta de Comprensión (namber chu)

Evito pasillos para no cruzarte, como si eso fuera a calmar mi desasosiego. Hago apuestas, me río y juego a alejarme. Estoy arrodillada ante otra sonrisa, otros ojos, más puros que los tuyos, sonrisas que a mí me sonríen, ojos que a mí me miran, y a nadie más. Y vos ahí, deambulando por etapas, no me dejás sonreírle ni mirarla enteramente. Ella se fragmenta y se confunde con vos, se mezclan en el infinito; me comparten, o yo las comparto en secreto.
Nuca supe dividir por dos cifras.

jueves, 4 de junio de 2009

Es el paso del tiempo, que se convierte en mochila. Los recuerdos se transforman en sensaciones nuevas, pero ya no dan nada. Cuando viene a mi memoria esa noche en que me dijiste adiós cruelmente, no me abruma la desesperación que sentí entonces, sino una melancolía extraña que condena la razón a entorpecerse.
Todo es el paso del tiempo; son los mitos que nos consuelan; los cuestionamientos que aniquilan los mitos; la alegría de antaño en una cajita; la arena del reloj que se escurre en el ocaso; la tristeza de saber que mi esperanza no es ni será más que horas y siglos de añoranza.
Un cronómetro en el alma, y una daga envenenada en el cuerpo. Tu ausencia no es más que eso: una cuenta regresiva sin ceros.
30-05-09