miércoles, 24 de noviembre de 2010


Es la necesidad de sentirse necesitado, avanzando en cada latido, consumiendo el poco aire que se respira.
Es mirar alrededor y no encontrarse en los otros.
Es buscarte debajo de la cama, detrás de las puertas, entre los borradores que dicen que te busco.
Es mirar alrededor y no encontrarte.

El don de aprovechar el tiempo es el que me falta entre tanta necedad compulsiva.
Es poder encontrarte y no aprovecharte.
Es poder encontrarme en vos y no aprovecharlo.

Hay una razón. Debe haber un motivo. Algo que justifique la negligencia a la hora de ser.
Es buscarte motivos para que no seas vos.
Es buscar motivos para no ser yo quien te busque.

Son solo palabras. Somos solo palabras. La vida se lee en los ojos como una vóragine de palabras.
Es querer decirte y nombrarte.
Es querer poder decir que te digo.
Es querer escucharte decirme que tenés tantas cosas para decirme.

Debilidad: no animarse a dar el paso; no animarse a arremeter contra el destino y los designios y trazar lo que viene.
Es intentar olvidarte para borrar el futuro.
Es tenerte presente en el flujo intemporal del alma.
Es pensarte. Tanto.

domingo, 21 de noviembre de 2010


                Eso era todo. El final sin un comienzo, el atardecer sin el día. El vasto infierno de soledades esperando la asunción de su nada. La voz interior repitiendo, sollozando, “sí, siempre estuviste sola”. Y sin embargo te sorprende ahora este despertarte sin mañana, sin promesas de sábanas sin tiempo y relojes parados.
                Llegaría el día, quizás. Esa era tu bandera. Ahora el quizás se convierte en ingenuidad barata, en idiotez compulsiva a creer los juegos que inventaste. Y sí. Y no. No hay nadie.
                Entre un ir y venir de proverbios y cánticos infames, perdiste la noción de la realidad, esa que siempre te gritaba que tus ilusiones serían cenizas inútiles. Pero la razón de nada sirve cuando la sangre hierve y cruje la espalda.
                Se opacan las guirnaldas de película. Crece el muro, el de siempre, el tuyo. Siempre intenta derrumbarse para volver a crecer. Y la rabia, el dolor que te inventaste, se alimenta en silencio. Mientras tanto… Mientras tanto, ella. Mientras tanto, quizás…

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mítico crítico plasmando el punto y aparte. Querer mirarte, sentir el arte de derramarte en el momento justo para amarte. 
Silencio que potencio en tu mirada para que invada la vehemencia. Vuelve la ciencia de impaciencia por tu esencia, y no hay consciencia que resista la irreverencia de extrañarte. 
Baluarte de mis días, la energía que el día vuelve mía, y que la noche y el derroche vuelven puñal. No habrá arsenal de pensamientos ni escarmientos que me aparte de la parte que me parte; el desearte y tener miedo. 
Concedo el desplegarte y olvidarte; concedo el conceder. Pasará el atardecer. Pasará el cerrar los ojos, y no volver.