lunes, 27 de junio de 2011

Ella pasa sus días vagando entre peatones que se apresuran para llegar al final. Mira a su alrededor y solo puede ver un mundo cuantificado, petrificado, mudo. Seres cuya máxima preocupación consiste en contar los segundos, las sonrisas, los silencios, el día, las monedas, las personas, los sentimientos. ¿Cuánto me querés? Quereme más. Ella sabe que no quiere amar con raíces cuadradas y binomios tan cuadrados y tan perfectos que repugnan.
No pensar en qué tiempo verbal se conjugan sus soledades y sus placeres. Ella quisiera descorchar su alma y entregarse al fluir del viento sin medir su velocidad.
La vida es poesía. Está llena de poesía. Pero la gente solo quiere matemáticas.

lunes, 20 de junio de 2011

Mensajes

I
La luz se refleja inexorablemente en los colmillos de tu figura. No llores, que el sol no quema las campanas. Mañana verás que el ruido de la tinta y el tintero no son más que la noche.

II
Pisa su cabeza sin piedad, que la noche es larga. Silencio, silencio. Arcángel de los muertos de nostalgia. Nunca más he de ser yo ni tú ni nada. ¡Sonríe!

III
Inframundo ruin, guitarra sin pausa. ¿Cuál es la causa de tu desamor sin fin? El loco atina y cae, frena, cambia. ¡No lo mires! Quinientos ojos de halcón en tu ventana. Piel y huesos sin más. ¡Qué más da! La muerte no repara en gastos.

IV
La luz no vuelve, el sol no está. Nada es nada. ¡Claro! Y sí, si se diseca el alma y nada queda para comer. Qué silencio el frío; qué calor aquí. Nada perece si no hay castigo. ¿Y para qué castigar? Si nadie entiende. ¿Entonces? Entonces nada. Nada de nada.

V
El pintor ya no pinta porque no tiene manos. Se escondieron de su luz. Y la gente llora por él. ¿Él es ella?

VI
¿Con qué limita tu piel? Hay silencios que son dioses. A veces mejor disfrazarse y saltar.

VII
El cielo no enciende si no hay fósforos para meter en la alcancía del Señor Reloj. Final, ¿y qué pasa? Nada pasa, nada queda, nada es nada y no hay más que hacer. Bla, bla, bla. El mundo habla al respirar. ¿Quién ha de ser el mártir que ponga la espalda cuando en el código ya no entre ningún dios?

VIII
Gota a gota se desangra la quimera en que nos sumergimos aquella vez. Tus ojos ya no se mueven, pero reís. Estático, todo. La muerte no es nada si las miradas de las hadas no encuentran tu balcón. Volar... ¿Quién vuela?

IX
Siempre me robaste los mejores versos, voces, besos, ecos, llantos. Papeles con tu nombre, tu boca, tu paz, tu sonrisa. No te demores en mí.

X
Duele el golpe del que cae sin saber que se había elevado. Todo está lleno de divinidad, pero nadie lo puede contemplar. Dejarse caer, dejarse morir. Dejarte ir.