lunes, 25 de julio de 2011

No es que quiera olvidar.
No es que crea que se puede olvidar.
No es que te extrañe.
No es que sienta que signifique algo
aglomerar palabras
en este espacio y tiempo
para que signifiquen
lo que nunca han podido
ni podrán
significar.
Es solo que, 
de repente,
pensé que quizás,
entre líneas,
podría deslizarse un poco
de todo este nudo
que se arma en mi mente
(y también en otras partes del cuerpo
que todavía no han podido localizar
ni los más eminentes científicos
ni los más incoherentes poetas
ni, mucho menos, yo
que no soy ni esto ni aquello).
Y entonces todo eso que ya dije
podría golpearte la ventana
(o la puerta, o la frente)
y podrías sonreír
(sonreírme)
como si supieras
lo que significa.