martes, 29 de octubre de 2013

Podría calificar lo inclasificable como mero recelo de lo acontecido por fuera de los márgenes. Sin embargo, el silencio no clasifica en lo incalificable de la desidia, de lo sustancial del círculo vicioso que nos deja afuera en la primera vuelta.
Podría catalogar de indecible todo lo que he escuchado en pos de un mayor entendimiento, sin llegar a entender lo dicho ni lo catalogado, en pos de captar lo que se me escapa.
Y sin embargo, la captura de lo innombrable cala tan hondo, que otra vez me encuentro tomando la palabra para ocultar el lenguaje; que sin más me encuentro idealizando la inconsistencia para ahuyentar el abismo.
Heme aquí, siendo el rehusamiento de lo que pretendo.

No hay comentarios: