lunes, 16 de agosto de 2010

Habla el ermitaño

El arte de frecuentar el trato humano está basado esencialmente en el hábito (que requiere, por cierto, largo ejercicio) de admitir una comida cuya preparación no inspira confianza. Suponiendo que se vaya a la mesa con hambre, la cosa será fácil (la peor compañía te hará sentir, como dice Mefistófeles), pero no se tiene a mano tal hambre siempre que se necesita. ¡Cuán difíciles de digerir son nuestros prójimos! Primer regla, asirse a su valor con las dos manos, como cuando nos sucede una desgracia, y conducirse animosamente, lleno de admiración hacia uno mismo, apretando la repugnancia con los dientes y tragándose el asco. Segunda regla, hacer mejor al prójimo, por ejemplo, mediante la lisonja, para que se ponga a sudar felicidad por todos sus poros, o bien tomar de una punta sus cualidades buenas y agradables y tirar de ellas hasta sacarle su virtud, a fin de que pueda cubrirse con sus pliegues. Tercera regla, la autohipnotización: mirar a vuestras relaciones como a un botón de cristal hasta que dejéis de sentir placer o molestia, os durmáis imperceptiblemente, os pongáis rígidos y acabéis por tener la debida compostura; esta es una receta doméstica tomada del matrimonio y de la amistad, muy probada y reputada como indispensable, aunque todavía no se haya formulado científicamente. El vulgo la llama paciencia.

Friederich Nietzsche.

viernes, 13 de agosto de 2010

Arquetipos del amor que circulan por el aire, y uno se pregunta cómo llegar. Vuelve el delirio fugaz de asimilarse al tiempo, de creerse fuerte y capaz. Vuelve él, con el silencio a cuestas, a desfigurarte el destino. ¿Volverás?
Enemigos alados, girando en tu cajita musical, y tu sonrisa idiota lo dice todo. El engaño nunca fue tan evidente, y la herida se sumerge en el salar. Guirnaldas adornando tu desidia, y el palacio se convierte en cristal.
Dejame reírme y brindar por tu desdicha. La lágrima que derrames será mi corona, mi permiso para volver a soñar.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Flow

Destrozar tu silueta en el muro; aprender a agachar la cabeza en vano.



Silenciar las balas; intuir los errores.


Y cometerlos.


Saber que el tiempo pasa.


Que tus palabras me lastiman, y tus silencios me desangran.


Mentir para mentirme; sentirme sin sentirte; jugar a anhelarte por instinto.


Arruinar el día para siempre, por miedo a sonreír, y no obtener sonrisas a cambio.


Y esperarte. Siempre esperarte.


Como si fueras a sentir algo de repente; como si fueras a arrastrarte por primera vez.


Odiarte por no odiarme siquiera. Odiarme por no tener fuerzas para odiarte.


Despertar sintiendo al vacío respirarme al oído. No saber si despertás. No saber si dormiste.


Dormir sin sentido, dormir sin sueños.


Dormir como si fuera un sueño.


Extrañarte. Pensarte pensando en mí.


Saber que es mentira, y seguir pensando.


No querer pensar[te].


Y saber que el tiempo pasa.