sábado, 5 de junio de 2010

Enemigos de la realidad en el campo de batalla. Competencia de egos en el mismo bando, y el rayo desenvuelve la esencia. En causas comunes renace la violencia de ayer.
Creencias que destruyen el pan de cada día y lo vuelven sal helada en la lágrima del viento. Los susurros no llenan la paciencia, pero la corrompen. Uno se vuelve consecuencia de las palabras que los otros enuncian, y se vuelven propias las angustias que circulan por el tiempo.
¿Cuál es el fin?, se pregunta y les pregunta. Otra gota en la copa y otro ego por rebalsar. Ya no importan los objetivos y sí los medios; ya no hay más meta que ser la meta, el principio y el caminar.
Éramos hermanos sin disfraz y ahora sólo el antifaz nos permite seguir unidos. Todo se volvió confuso y fugaz. La luna es efímera si no se baila al compás.
Dan un paso atrás para no seguir a nadie, y por querer ser seguidos. Es la señal para ignorar.

Los oídos en piloto automático para los que no nos dejan avanzar.

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