domingo, 2 de agosto de 2009

Quisiera llegar más allá. Las murallas que me empeño en derribar crecen a cada golpe. Ya no sé qué intentar. Me encuentro vacía de soluciones en un arca de sueños que combaten el desamor que intenta filtrarse. A veces me vuelvo incorpórea y floto hasta el abrazo; a veces me suicido sin piedad, una y otra vez, ayer y mañana.
Me gustaría pensar que detrás del hueco en tu pecho hay algo que late. Pero ya no puedo pensar más; no puedo llorar más. Nunca puedo ir más allá de mí, y quiero que te sumerjas en mi alma y decir que tengo a alguien en algún lugar.
Vivo sonriendo y hablando. Tal vez hablo demasiado. Y tal vez no tengo nada para decir. Pero soy yo, soy un ser humano. Debería importar; debería significar algo. Hay una gran distancia entre el deber ser y el ser. Sólo se unen en la ficción, y alcanza el viento para separarlos.
Quisiera ser un pedazo de tu sombra, o tu silencio, o algo que no sea tan frágil como ser un pedazo corpuscular de un recuerdo entre otros miles. Pero estoy condenada a ir y venir entre lo mismo, revolviendo colores en silencio, derramando lágrimas en las palabras que repican en el torbellino de carencias que sacuden las soledades.
Tal vez algún día te irás. Pero, ¿cómo hará para marcharse tu voz? No se irá mientras yo no me vaya, y sólo soy un recuerdo. Los recuerdos no se van; yo no me voy; tu voz no se irá; vos… ¿Vos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto este blog.