domingo, 5 de abril de 2009

30-03-09

Esto salió de una noche rosarina... Bien al pedo... Cuando hicimos con Dianilla el juego de las oraciones... En el cual uno empieza, escribe un renglón o lo qe sea, y deja en el renglón de abajo la última palabra que escribió, y el qe sigue tiene qe escribir a partir de esa palabra. Las cosas en cursiva son las qe escribió Diana; el resto las escribí yo. Micaela me llamo.
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Estoy en blanco y negro, comedia barata copia de Enrique el Antiguo, y así digo ahora, vos me mirás callada, inmutable, como si no quisieras que el tiempo pasara tan lento como en el trance celestial que provoca la dulce amapola que ella persigue en sobriedad excesiva, a la cual te desacostumbraste. Sola estás, en el fondo. Tirada en un estancamiento del pensamiento las aspas del ventilador giran y giran, blanco total en la hoja de imágenes vacías… Miradas que acechan, silencios que vuelan, palabras vanas, en fin. Un triste suspiro, cargado de desamor tangible que asfixia mi halo de vida, derramando ira casi compulsivamente, cómo si fuera el fin, el ocaso de la esperanza. Algún día tal vez logre desplegar mis alas dentro de tus ojos de sol, chispas que encienden mis días sólo con que me mires de reojo… Con una nostalgia cargada de deseo, o sólo deseo, vacío, camuflado de nostalgia. No importa cómo, en esa celda que construiste para mi me paso el día pudriéndome. Ya no suspiro, bien lo sabes, pero a veces creo que lo hago. Siempre cambiando, saliendo y entrando en el lodazal, quizás me volví masoquista en el tiempo que duró tu tortura que retuerce tu mente y te transporta a abismos eternos, oscuros. Dulces ojos negros, escondidos detrás de un velo pasajero… Déjame quitártelo.


Obra de Diana. Todos los derechos reservados :P

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