sábado, 18 de abril de 2009

Quisiera arrancar pedazos de mi mente, de mi alma y enterrarlos, bien lejos, para no correr a buscarlos en cada segundo. Mi orgullo y mi dignidad están ya en su tumba. Algunos me cuentan que a veces lloran al ver en lo que me convertí, vagando sin rumbo, tratando de callar mi respiración para dejar de inhalarte.
Utopía miserable que me ha dejado en ruinas, sangrando sin temor a desangrarme, echándome sal en las heridas.

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